lunes, 20 de enero de 2014

Primera observación científica de un rayo globular

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El rayo globular es uno de los fenómenos meteorológicos más misteriosos; es tan raro, tan fugaz y tan impredecible que nunca se había podido estudiar con los medios técnicos adecuados... hasta ahora.

En 2012 (aunque no se ha publicado hasta ahora), un equipo de investigadores de la Universidad Normal del Noroeste, en Lanzhóu (China) se encontraba observando una tormenta con cámaras y espectrógrafos en la región de Qinghai, en el centro del país, cuando se les presentó, a 900 metros de distancia, un rayo globular, generado por la caída de un rayo. La esfera luminosa, de unos cinco metros de diámetro, surgió del suelo y se desplazó unos quince metros en 1,6 segundos, antes de desintegrarse. Los espectrógrafos revelaron que el rayo globular estaba formado por los mismos elementos que componen el suelo: silicio, hierro y calcio.

El descubrimiento apoya una teoría sobre el origen de los rayos globulares planteada en 2000 por el químico John Abrahamson, de la Universidad de Canterbury (Nueva Zelanda). Según esta teoría, cuando cae un rayo, el calor liberado vaporiza la sílice (óxido de silicio) presente en el suelo, y una onda de choque proyecta este vapor hacia arriba. Si también hay carbono presente, por ejemplo en hojas secas, éste roba el oxígeno al óxido de silicio, dejando una nube de vapor de silicio, que rápidamente se vuelve a oxidar con el oxígeno del aire. Es esta oxidación la que hace brillar al rayo globular.

Queda por saber si esta interpretación puede explicar toda la enorme variedad de rayos globulares que se han observado y descrito a lo largo de la historia.

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