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El bacilo de la tuberculosis (Janice Carr/CDC, 2006) |
(Publicado originalmente en Madrid Sindical)
(Contribución de El neutrino a la XVI edición del Carnaval de Biología, organizada por El Blog Falsable)
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa provocada por una bacteria, el bacilo de Koch (Mycobacterium tuberculosis), que se transmite por el aire, mediante las toses y estornudos de los enfermos. La prevalencia de la tuberculosis ha disminuido enormemente en Europa entre los siglos XIX y XX, más por la mejora en las condiciones de vida que gracias a las vacunas, ya que la inmunización que ofrece ésta no es absoluta en los adultos. (Aunque su eficacia en la infancia sí está demostrada.)
Sin embargo, la tuberculosis sigue siendo un importante problema de salud pública en el Tercer Mundo. Se calcula que un tercio de la población mundial está infectada, y de ellos entre un 5 y un 10% desarrollarán la enfermedad, que sin tratamiento es mortal en la mitad de los casos. Cada año, ocho millones de personas enferman de tuberculosis, y dos millones mueren de esta enfermedad.
Para el siglo XXI, la OMS se había propuesto la erradicación de la tuberculosis, ya que se dispone de un tratamiento eficaz y relativamente barato. Pero, lejos de erradicarse, desde finales de 1990 se está observando un resurgimiento de la enfermedad en los países desarrollados debido al aumento de los flujos migratorios. Entre 1996 y 2004, la proporción de casos de tuberculosis en la Comunidad de Madrid en personas nacidas fuera de España pasó del 5 al 35%. Algunos vienen infectados de sus países de origen, pero muchos otros enferman aquí, debido a las condiciones de hacinamiento, explotación y malnutrición en las que se ven obligados a vivir. La tuberculosis ha sido siempre una enfermedad ligada a la pobreza y a la marginación.
Para evitar que la tuberculosis se convierta de nuevo en un problema de salud pública en España, los expertos recomiendan el diagnóstico precoz y el tratamiento de los casos hasta conseguir su curación, y la mejora de las condiciones socioeconómicas de la población inmigrante, de manera que el diagnóstico, el tratamiento y el estudio y control de sus contactos alcance los mismos estándares de calidad que los de la población autóctona.
El tratamiento de la tuberculosis es largo; precisa la administración de una combinación de antibióticos durante un periodo que suele superar los seis meses. Durante todo ese tiempo, es necesario que los servicios sanitarios realicen un seguimiento continuado de los pacientes para evitar la interrupción prematura del tratamiento, que podría favorecer la aparición de cepas resistentes a los antibióticos. Este seguimiento, ya de por sí difícil cuando atañe a inmigrantes en situación irregular, será prácticamente imposible a partir de ahora, que se les ha retirado la tarjeta sanitaria. Y la tuberculosis se puede convertir en un tremendo problema de salud pública en nuestro país. Porque el único modo de mantener la tuberculosis bajo control es integrar a los inmigrantes y ofrecerles unas condiciones de vida y unos servicios sanitarios decentes. La tuberculosis no entiende de nacionalidades, y puede infectar por igual a extranjeros y a españoles. A ver si por ahorrarnos cuatro perras, porque van a ser cuatro perras, nos vamos a buscar un disgusto, y va a ser peor el remedio que la enfermedad. O al revés en este caso. Dios no lo quiera.
Como bien mencionas, la tuberculosis no conoce nacionalidades. La migración, la exclusión sanitaria, la pobreza y el hacinamiento, son determinantes en la "reaparición" de la tuberculosis en países como España y Portugal.
ResponderEliminarNexoTB.
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