viernes, 8 de febrero de 2013

Bacterias (buenas) en la leche materna

Madre (Elin Danielson-Gambogi, 1893)
(Publicado originalmente en Madrid Sindical)

El calostro es la primera leche que segregan las madres al final del embarazo y en los primeros días tras el parto. Es una leche amarillenta, pobre en azúcares y muy rica en proteínas y en anticuerpos, indispensables para la inmunización del recién nacido. Esos primeros días de vida es el único momento en el que se puede hacer esa inmunización natural, ya que durante el embarazo la placenta es impermeable a los anticuerpos, y más tarde, con la maduración del sistema digestivo del bebé, los anticuerpos son destruidos durante la digestión. El calostro, como la leche materna posterior, contiene también microorganismos. Una flora microbiana que no ha sido bien estudiada hasta la fecha, y cuyo origen, función y utilidad es poco conocida.



Un reciente estudio de la Unidad Conjunta de Investigación en Genética y Salud*, en la que se integran investigadores del Centro Superior de Investigación en Salud Pública de la Generalitat Valenciana y del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universidad de Valencia, arroja algo de luz sobre esas comunidades de bacterias.

El estudio ha constatado que la flora microbiana del calostro es distinta de la de la leche posterior. En ésta predominan las bacterias presentes en la boca, como Veillonella, Leptotrichia, y Prevotella, mientras que en el calostro son mayoritarias las bacterias de la flora intestinal, como Weisella, Leuconostoc, Staphylococcus, Streptococcus, y Lactococcus. Hay que recordar que el tubo digestivo del recién nacido es estéril, no contiene microorganismos. Es muy posible que una de las funciones del calostro sea la de proporcionar al bebé su primera flora intestinal.

También han encontrado diferencias entre la leche de las madres obesas y la de las madres de peso normal. En la leche de las primeras la comunidad bacteriana es menos diversa, lo que no es de extrañar, ya que lo mismo ocurre con sus propias floras bacterianas. También hay diferencias en la flora bacteriana de la leche según el bebé haya nacido por cesárea o por parto natural.

Todos estos resultados parecen indicar que existe un intercambio de bacterias en ambos sentidos entre la madre y el hijo. El bebé recibe sus primeras bacterias en el momento del nacimiento, que no serán las mismas si atraviesa la vagina con toda su flora bacteriana que si se le extrae por cesárea en un procedimiento relativamente estéril. Después, el bebé transfiere las bacterias al pecho de la madre y, de ahí, a la leche. El aumento de las bacterias bucales en la leche con el paso del tiempo indica que previamente se han cultivado en la boca del bebé.

Pero... el último resultado del estudio es el más sorprendente. Resulta que la flora de la leche de las madres que sufren una cesárea de urgencia se parece más a la de las que dan a luz por parto natural que a la de las cesáreas programadas. No es tanto el tipo de parto, sino el estrés y los procesos hormonales que se desencadenan durante el trabajo del parto los que influyen en la transmisión microbiana a la leche.

* Cabrera-Rubio, R., M. C. Collado, K. Laitinen, S. Salminen, E. Isolauri, and A. Mira. 2012. The human milk microbiome changes over lactation and is shaped by maternal weight and mode of delivery. The American Journal of Clinical Nutrition 96:544-551.

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