lunes, 29 de abril de 2013

Zoo de fósiles: El mamífero grande se come al dinosaurio chico

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Hace 125 millones de años, a principios del Cretácico, los dinosaurios dominaban el mundo, como habían venido haciendo desde el Triásico, y como continuarían haciendo aún durante otros sesenta millones de años. Hasta hace poco creíamos que ese dominio había sido completo; que, durante todo ese tiempo, los mamíferos habían sido unos pequeños animalillos insectívoros y nocturnos que vivían atemorizados por los grandes reptiles. Pero esa idea cambió hace unos años, cuando un equipo de paleontólogos chinos y estadounidenses descubrió en los ricos yacimientos chinos de Yixian los restos fósiles de un mamífero que acababa de comerse a un dinosaurio.



Los yacimientos de Yixian, en el nordeste de China, se encuentran entre los más ricos del mundo. De ellos han salido, entre otras muchas, dos especies de dinosaurios de los que ya menos hablado aquí: Yutyrannus y el sinornitosaurio. En aquella época, la región estaba cubierta de lagos y bosques, y su clima era templado y húmedo, con inviernos fríos y una corta estación seca. De cuando en cuando, una erupción volcánica cubría el terreno de finísimas cenizas, donde ha quedado conservada, con exquisito detalle, la anatomía de muchas especies fósiles.

En Yixian había una gran variedad de pequeños dinosaurios emplumados, como Caudipteryx, un omnívoro del tamaño de un pavo real, y Mei long, del tamaño de un pato. Mei long significa en chino dragón durmiente. Debe su nombre a que dos de los ejemplares fósiles descubiertos murieron mientras dormían, cubiertos por las cenizas de una erupción volcánica. Su postura, con las patas traseras dobladas bajo el cuerpo y la cabeza escondida bajo una de las patas delanteras, nos es muy familiar. Es la misma postura que asumen muchas aves modernas para dormir. Una nueva indicación del parentesco entre dinosaurios y aves.

En Yixian también había mamíferos. Casi todos cuadran con la tradicional imagen de tímidos insectívoros, pero se han descubierto algunas excepciones. Repenomamus robustus es un mamífero de medio metro de longitud y de 4 a 6 kilos de peso, más o menos el tamaño de un gato, aunque por su corpulencia se parece más al diablo de Tasmania. Tiene las patas cortas y abiertas hacia los lados, como los lagartos. De ahí su nombre, Repenomamus significa “mamífero reptante”. Se trata de un animal lento, plantígrado, que camina ondulando el cuerpo de lado a lado, como los varanos. Desde su descubrimiento, en 2000, se le suponía omnívoro o carroñero, pero un ejemplar descubierto en 2005 cambió esta hipótesis. El nuevo fósil tenía en su interior los huesos de un animal más pequeño. En principio se creyó que se trataba de una hembra preñada, pero pronto se vió que los huesos, situados hacia el lado izquierdo del abdomen, donde en los mamíferos modernos se encuentra el estómago, correspondían a un dinosaurio: un joven psitacosaurio de 14 centímetros de longitud. El psitacosaurio es un dinosaurio bípedo que podía alcanzar los dos metros de longitud, un pariente lejano de Triceratops. Los huesos hallados en el estómago de Repenomamus pertenecen a un único individuo, y se encontraban enteros, algunos de ellos aún articulados, lo que indica que Repenomamus se comió a su presa en grandes trozos, arrancándole los miembros uno por uno.

En la misma excavación que sacó a la luz los restos de Repenomamus robustus con su última presa en el estómago se descubrió una nueva especie del mismo género: Repenomamus giganticus. Repenomamus giganticus es muy similar a su pariente, pero es aún más grande; tiene el tamaño de un tejón. El cráneo mide 16 centímetros de longitud, y las mandíbulas, tan grandes como las de un zorro, y con fuertes músculos, están equipadas con dientes de carnívoro: incisivos puntiagudos para sujetar la presa, caninos para matarla, y premolares cortantes para desgarrar la carne. Los molares son pequeños y romos, útiles para machacar pero no para masticar materia vegetal. Repenomamus era básicamente carnívoro.

El cuerpo de Repenomamus giganticus mide cerca de un metro de longitud. La cola es larga, de más de 35 centímetros. Pesa unos doce o catorce kilos. Que sepamos, es el mamífero más grande de todo el periodo Cretácico. De hecho es mayor que varios dinosaurios contemporáneos. Con su corpulencia, su musculatura y su dentición, puede hacer frente a dinosaurios más grandes que él, si no para cazarlos, al menos para ponerlos en fuga. El dominio de los reptiles no era tan absoluto como creíamos. También había sitio para depredadores mamíferos.

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