viernes, 29 de enero de 2016

Chinches con engranajes

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El orden de los hemípteros es uno de los grupos de insectos más variado y numeroso, con unas 80 000 especies. Los hemípteros se caracterizan por su aparato bucal chupador, llamado rostro, con el que se alimentan, según las especies, de savia o de sangre. Entre los hemípteros más conocidos están las chinches, las cigarras, los pulgones y los zapateros.

Ninfa de fulgoromorfo del género Acanalonia
con su cola de filamentos de cera (Katja Schulz, 2014)
El suborden de los fulgoromorfos es menos conocido, aunque está presente por todo el mundo. Los fulgoromorfos son insectos que se camuflan perfectamente tomando la forma de las hojas de la planta en la que habitan, aunque no tienen un parentesco especialmente cercano con los insectos-hoja. Pueden saltar de rama en rama, pero normalmente se desplazan muy despacio, imitando el movimiento de un grupo de hormigas que transporta una hoja. Los fulgoromorfos se distinguen de otros hemípteros por la bifurcación en forma de i griega de la vena anal en las alas anteriores y por las antenas, gruesas y formadas por tres segmentos, de los que el segundo es redondeado y presenta una fina cerda filamentosa, llamada arista.



Todos los fulgoromorfos se alimentan de savia, y son completamente inocuos para el ser humano. No se puede decir lo mismo respecto a las plantas en las que viven; ciertas especies son vectores de enfermedades provocadas por fitoplasmas, pequeñas bacterias parásitas sin pared celular. Algunas de estas enfermedades son verdaderas plagas de las cosechas.

Los fulgoromorfos, como todos los hemípteros, tienen metamorfosis incompleta. Las ninfas son parecidas a los adultos, aunque carecen de alas. Poseen unas glándulas en el abdomen con las que segregan una cera que las ayuda a camuflarse. Las hembras adultas de muchas especies también producen cera, con la que protegen los huevos. Esta cera también puede formar filamentos que adornan el abdomen del insecto, como una larga cola.

Las ninfas de los fulgoromorfos son los únicos animales que están equipados con engranajes. En la parte interna de la base de cada pata trasera hay unos dientes que engranan con los de la otra pata, de manera que los movimientos de las patas están siempre sincronizados; esto les permite dar saltos más largos y más controlados.

Machaca y otros fulgoromorfos
(Maria Sibylla Merian, 1705)
En Europa, los fulgoromorfos son insectos pequeños y poco llamativos; en los trópicos, sin embargo, hay especies muy grandes y vistosas, como las de la familia de los fulgóridos, que por la forma y el colorido de las alas guardan un parecido superficial con las mariposas. Los fulgóridos se llaman también lanternarias o portaantorchas. Estos nombres, así como el de fulgóridos, tienen su origen en un error de la naturalista alemana Maria Sibylla Merian, pionera de la entomología de principios del siglo XVIII.

La cabeza de algunos fulgóridos tiene una prolongación hueca que parece un hocico, con el extremo inclinado hacia arriba, que a veces es tan grande como el resto del cuerpo del insecto. Según Merian, esta prolongación, a la que llamó linterna, emite luz por la noche. Pero después de tres siglos nadie ha podido confirmar esta afirmación.

Uno de los fulgóridos más conocidos es la machaca, chicharra-machacuy, víbora voladora, mariposa caimán o cocoposa (Fulgora laternaria), que habita en las selvas americanas. Puede alcanzar los nueve centímetros de longitud y quince de envergadura. La linterna tiene una forma que imita la cabeza de un reptil, incluso con falsos ojos. En las alas también tiene unos enormes ojos para asustar a sus atacantes, y si se siente amenazada expulsa una sustancia de olor desagradable. Los adultos se encuentran de junio de diciembre; se alimentan de la savia de varias especies de árboles. En algunos países de Sudamérica está extendida la creencia de que la mordedura de la machaca es mortal, y que la única cura es mantener relaciones sexuales (no valen sucedáneos) antes de 24 horas. Pero se trata de un mito; el insecto, como todos los fulgoromorfos, es totalmente inofensivo para el ser humano.

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