Este es el segundo capítulo de mi nueva novela, Infiltrado reticular. Si quieres leer antes el primero, lo puedes encontrar en mi web de escritor. Pero no te olvides de volver luego aquí.
Capítulo IIEl mensaje
El
recién nombrado Intendente General de Traducciones se las prometía muy felices
con su nuevo cargo y los cuantiosos
emolumentos que le iban aparejados. Total, por descifrar unos cientos de bits.
No era sólo por su cátedra de Lenguas Muertas, y por el doctorado que le había
permitido conseguirla, por lo que había sido elegido para la tarea, sino
también por sus otros dos doctorados, en criptografía y en crotalogía; o al menos
por uno de ellos.
La
misión del Intendente general de Traducciones consistía en descifrar un mensaje
que se acababa de recibir en Borelia; un misterioso mensaje procedente de La
Galaxia. Era el primer mensaje que llegaba de La Galaxia en toda la historia
boreliana. Así, simplemente “La Galaxia”, es como los borelianos llaman a
nuestra Vía Láctea. Y no es de extrañar, porque, vista desde el Gran Cúmulo
Globular de Hércules, nuestra galaxia, situada a veinticinco mil años luz de
distancia, ocupa prácticamente la mitad del cielo.
El
Intendente General de Traducciones se tomó con calma su tarea, pese a la
urgencia con la que había sido nombrado; estaba seguro de que en cuanto lograra
desentrañar el significado del mensaje su nuevo cargo desaparecería con la
misma velocidad con la que había sido creado. Se sentó ante la pantalla de su
ordenador y empezó a reflexionar:
“¿Será
un mapa estelar tridimensional? Veamos: son 1678 bits. Para que sea un mapa
tridimensional los puntos deben poder organizarse en un paralelepípedo, y por
tanto 1678 debe ser el producto de tres números, las tres dimensiones de ese paralelepípedo.
Pero 1678 sólo se puede descomponer en dos factores primos, 2 y 839. No es posible. ¿Se habrá perdido o
añadido un bit por alguna
interferencia? 1679 = 23 x 73. Nada. 1677 = 3 x 13 x 43. ¡Bien! Pero es demasiado
estrecho para ser un mapa. Sólo tres puntos de profundidad, y... no, no tiene
ni pies ni cabeza. No cuadra. No existe en todas las galaxias conocidas ninguna
región estelar que coincida con esto. ¿Será que no es un mapa? ¡Qué raros deben
de ser los autores del mensaje! ¿A quién se le puede ocurrir no enviar un
mapa?”
¿A
quién se le ocurrió no enviar un mapa? A los humanos. Así es, el mensaje
recibido en Borelia lo enviamos nosotros. Hemos cometido la imprudencia de
enviar un mensaje al espacio exterior sin saber quién puede estar a la escucha.
Ahora, sea quien sea quien esté ahí fuera, ya sabe dónde encontrarnos...
Según
la Teoría de la Relatividad, el mensaje tendría que haber sido emitido desde
nuestra galaxia veinticinco mil años antes de su recepción, puesto que, como ya
ha quedado dicho, son veinticinco mil años luz los que separan Borelia de
nuestro planeta. Pero, por algún caprichoso arcano del espacio intergaláctico
que ni nuestros científicos ni los científicos borelianos han elucidado
todavía, el mensaje del que estamos hablando había llegado a su destino mucho
tiempo antes de lo previsto. ¿Cuánto? No lo sabemos con precisión. Aún hoy no
se ha podido establecer una correspondencia precisa entre las cronologías de la
Tierra y Borelia, a pesar de las diversas reuniones que han mantenido los
comités conjuntos designados al efecto, ya superados los tropiezos iniciales,
normales en cualquier encuentro entre civilizaciones (“choque”, lo llamarían
algunos). Los expertos se han topado con varias dificultades que les han impedido
hasta ahora llevar a buen término su tarea, y no ha sido la mayor la falta de un sistema de
referencia absoluto universal postulada por la Cosmología moderna. Tampoco han
contribuido al éxito de la empresa las confusiones lingüísticas, que han
provocado, por ejemplo, que a la primera reunión acudiera, por parte de la
Tierra, una comisión de relojeros suizos en lugar de un grupo de cronohistoriadores
neutrales. Pero todo esto ocurrió, o, mejor dicho, ocurrirá en un futuro muy
remoto. Por el momento, dirijámonos en sentido contrario, hacia el pasado,
hasta el momento en el que el mensaje salió de la Tierra. Un pasado remoto o
reciente, según se mire. Concretamente, el 16 de noviembre de 1974. Ese día, el
radiotelescopio de Arecibo, Puerto Rico, La Tierra, transmitió hacia el Gran
Cúmulo Globular de Hércules el único mensaje de radio que la humanidad ha
dirigido a propósito a las hipotéticas inteligencias extraterrestres del
cosmos. Y allí, efectivamente, había sido captado por las antenas instaladas al
efecto por los borelianos, que desde hacía milenios discutían sobre si había o
no vida inteligente en La Galaxia.
El
mensaje de Arecibo es un dibujo bidimensional formado por 1679 puntos o bits.
¿Cómo es que el mensaje recibido por los borelianos sólo constaba de 1678
bits? No parece descabellado, y el mismo Carl Sagan apuntaba la posibilidad en
su libro Vida inteligente en el Universo, que a través de la inmensidad
que separa el Gran Cúmulo Globular de Hércules de nuestra galaxia se haya
perdido un bit.
¿Logrará
el boreliano descifrar el mensaje? Los científicos terrícolas que lo diseñaron
creían que sí. No que ese boreliano en concreto podría descifrarlo, puesto que,
ni en el momento de la emisión del mensaje ni en el de escribir yo estas líneas
tenían la menor idea de su existencia; lo que esos científicos creían es que
el mensaje resultaría fácil de interpretar para cualquier ser inteligente.
El
mensaje de Arecibo consistía en una ristra de 1679 bits, señales que representan cada una
un 1 o un 0, con las que se puede construir un dibujo rectangular en el que
habían incluido diversas informaciones: los números del 1 al 10, la estructura
del ADN, la silueta y la estatura de un ser humano, la población de la Tierra,
el Sistema Solar y el propio telescopio que envió el mensaje. Pero para ver
todo esto, lo primero que hay que hacer es reconstruir el rectángulo. ¿Cómo
saber sus dimensiones correctas? Los científicos terrestres confiaron en el
único lenguaje universal que conocemos: El de las matemáticas. Los rectángulos
que se pueden construir con un número de puntos dado N son aquellos que tienen
lados L1 y L2, tales que L1 x L2 =
N. Así, con treinta puntos pueden construirse los siguientes rectángulos: 2 x
15, 3 x 10 y 5 x 6. Pero treinta puntos son muy
pocos puntos, hacían falta muchos más para construir un dibujo que contuviera
toda la información que los científicos querían transmitir. Uno pensaría que
cuantos más puntos, más rectángulos diferentes podrán construirse. Pero no
siempre es así; ahí está la habilidad de sus diseñadores; con los 1679 puntos
del mensaje de Arecibo sólo puede construirse un único rectángulo, de 23 x 73. Porque
esos dos números son primos. De algo les había servido a los científicos
aprender en el colegio a descomponer en factores primos y a calcular el máximo
común divisor y el mínimo común múltiplo. A pesar de todo, los propios creadores
del mensaje, Frank Drake y Carl Sagan, reconocen que existen dos maneras de
construir ese rectángulo: El mensaje se puede dividir en setenta y tres
bloques de veintitrés puntos, como se muestra en la figura 1, o en veintitrés bloques
de setenta y tres puntos, como se muestra en la figura 2.
Es
evidente que la forma correcta de construir el rectángulo es la primera,
puesto que el resultado de la segunda es un galimatías sin sentido. Así pues,
sólo hay que hacer dos intentos para
reconstruir el mensaje. No parece una tarea muy difícil para los receptores extraterrestres.
O eso creen los creadores del mensaje. Porque ellos, y con ellos todas las
obras de divulgación científica que tratan este tema y han llegado
a nuestras manos, asumen que sólo hay dos formas de ordenar los puntos en un
rectángulo: de izquierda a derecha, como en nuestra escritura, y de derecha a
izquierda, como en la escritura árabe. A efectos de la reconstrucción del
mensaje, estas dos maneras de escribir son equivalentes, ya que la imagen
formada por una de ellas es la reflexión especular de la otra; basta mirar una
de ellas reflejada en un espejo para ver la otra. Pero en realidad la cosa no
es tan simple. Todos esos científicos y divulgadores, que sepamos, han pasado
por alto otros sistemas de escritura que, si bien hoy abandonados, estuvieron
muy en boga en los inicios de la civilización. Como el bustrofedón, que
consiste en alternar en zigzag el sentido de cada línea, a la manera en que un
tiro de bueyes ara un campo: la primera de izquierda a derecha, la segunda de
derecha a izquierda, la tercera de izquierda a derecha, y así sucesivamente. Un sistema de
escritura abandonado en nuestro mundo, pero que quizá en otros sea el único
conocido, y que dicho sea de paso, parece mucho más práctico que nuestros
sistemas unidireccionales para tecnologías modernas como la impresión, el
escaneado o la generación de imágenes de televisión. ¡Imaginemos una máquina de
escribir sin el complicado mecanismo de retorno de carro! Pues volviendo a nuestro
asunto, una civilización que usase el bustrofedón como sistema de escritura
interpretaría el mensaje de Arecibo como se muestra en las figuras 3 y 4.
¿Qué
se puede interpretar de aquí? Nada. Porque igual que nuestros sabios han
ignorado la posibilidad de leer el mensaje en bustrofedón, quizá los sabios
extraterrestres sean igualmente incapaces de imaginar nuestro sistema de
escritura unidireccional. Sin contar con que puede haber otros sistemas de
lectura, quizá impensables para nosotros: espirales, diagonales... Y sin
contar con que el boreliano sólo disponía de un mensaje incompleto.
“Vamos
a probar con otra cosa —continuó el boreliano, ajeno a nuestras
disquisiciones—. 1678 = 2 x 839. Una cadena de 839 elementos de dos bits, que
pueden tomar por tanto los valores (00), (01), (10),
(11). O sea, una cadena formada por elementos que sólo pueden ser de cuatro tipos diferentes. ¡Eso tiene
que ser ADN! Cuatro bases: adenina, guanina, citosina y timina[1].
Vaya, no son tan raros como pensaba. No han enviado un mapa, sino algo mejor:
¡un emisario! ¡Se han enviado ellos mismos! Tenemos que sintetizar esa cadena
de ADN. Aunque parece un poco corta. ¡Sólo 839 bases! ¿Qué son, virus
inteligentes? ¿Y a qué base corresponde cada elemento binario? ¿Los habrán
ordenado por peso molecular? ¡Habrá que probar las veinticuatro permutaciones
posibles de los cuatro elementos! Espero que al menos no sean infecciosos.”
Vana
esperanza; al día siguiente, todos los periódicos del Gran Cúmulo Globular de
Hércules publicaron con grandes titulares la noticia:
Borelia, 484 de centiembre de 845737347
(Agencias) El desconcierto reina entre expertos de la
Organización Globular de la Salud (OGS) por una epidemia de origen desconocido
que causó la muerte a cuatro billones de personas en Borelia y ha
afectado a otros doscientos billones, que se encuentran hospitalizados, se
informó hoy aquí.
Los síntomas son somnolencia, debilidad muscular, fiebre y falta de
coordinación motora.
Un equipo de la OGS se encuentra en este planeta y aún no ha
encontrado la raíz de la dolencia.
Se manejan dos tesis, una que sea provocada por exposición a una
sustancia tóxica, y la otra que, en realidad, esté presente una enfermedad
infecto-contagiosa.
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Estimado señor
ResponderEliminarMe interesa su novela, pero soy incapaz de encontrarla en formato ebook
¿tiene previsto publicarla en ese formato?
Gracias y un cordial saludo
Sí lo tengo previsto, pero aún no he decidido la fecha. No antes de Semana Santa.
EliminarYa está disponible el e-book:
Eliminarhttp://www.amazon.es/Infiltrado-reticular-saga-los-borelianos-ebook/dp/B0154U31H4/