Según un estudio recién publicado por el ornitólogo Charlie Cornwallis, de la Universidad de Oxford, y la bióloga Emily O'Connor, del Royal Veterinary College de la Universidad de Londres, los machos del gallo rojo (Gallus gallus), la forma salvaje del gallo doméstico, son capaces de regular la cantidad de fluido seminal en la copulación para ajustar la velocidad y la eficacia de su esperma en función del atractivo de la hembra, de manera que las probabilidades de fertilización son mayores cuando la hembra es atractiva a los ojos del macho. Al parecer, este fenómeno no es exclusivo de los gallos, sino que está bastante extendido entre las especies animales de costumbres promiscuas.
El principal obstáculo para utilizar el hidrógeno como combustible es su obtención y almacenamiento. Los dispositivos actuales extraen el hidrógeno del agua, pero para ello es necesario consumir tanta energía como la que se producirá después al quemar el hidrógeno. De esa manera, no se puede considerar el hidrógeno como una fuente de energía, sino a lo sumo como un medio para transportarla.
Ahora, un grupo de científicos de la Universidad de Ohio (EE.UU.) ha desarrollado un dispositivo experimental para extraer el hidrógeno de la orina mediante un electrodo de níquel y una corriente eléctrica de sólo 0,037 voltios, mucho menos que los 1,23 voltios necesarios para extraer el hidrógeno del agua. El prototipo, del tamaño aproximado de una cajetilla de tabaco, puede producir una potencia de 0,5 vatios.
Un vehículo equipado con células de combustible de hidrógeno podría recorrer 100 kilómetros con sólo 2,6 litros de orina, y una granja de pollos podría obtener toda su energía de la orina de sus propios pollos. Según la catedrática Gerardine Botte, "una vaca puede producir suficiente energía para proporcionar agua caliente a 19 viviendas", y "los soldados podrían llevar su propio combustible en el campo de batalla". ¿Será la orina la fuente de energía "limpia" del futuro?
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