(Publicado originalmente en Madrid Sindical)
Jápeto, el tercer satélite de Saturno por tamaño, ha intrigado a los astrónomos desde que fue descubierto por Giovanni Cassini en 1671. Jápeto tiene un diámetro medio de unos 1.500 kilómetros y gira alrededor de Saturno en algo menos de 80 días. Todo en este satélite es raro, empezando por su órbita. Jápeto es, entre los satélites mayores de Saturno, el más alejado del planeta con diferencia: su distancia a Saturno, unos tres millones y medio de kilómetros, es el triple que la de Titán, el satélite grande más próximo. Además, su órbita está inclinada más de 15º respecto al Ecuador de Saturno, mientras que en los demás satélites mayores esta inclinación es casi nula.
Jápeto está formado en su mayor parte por hielo, con una pequeña proporción de materiales rocosos. Su superficie está marcada por enormes cráteres. El más grande tiene 580 kilómetros de diámetro y está rodeado por un empinado escarpe de 15 kilómetros de altura; su superficie constituye casi la décima parte de la superficie total del satélite. Así, no es de extrañar que pese a su tamaño relativamente grande, la forma de Jápeto sea irregular, no esférica.
Ya en el siglo XVII, Cassini se dio cuenta de que un hemisferio de Jápeto es mucho más oscuro que el otro. Esta característica, confirmada después por las imágenes de las sondas Voyager 2 y Cassini/Huygens, fue aprovechada por Arthur C. Clarke en su novela 2001, una odisea espacial, en la que Jápeto desempeña un papel fundamental que no voy a desvelar aquí. Desgraciadamente, la versión cinematográfica de la novela trasladó la acción de Saturno a Júpiter por razones técnicas: en la época no era posible recrear convincentemente los anillos de Saturno.
El hemisferio oscuro de Jápeto sólo refleja alrededor del 4% de la luz que recibe, y su color es pardo rojizo; el otro hemisferio, sin embargo, refleja más del 50%. Se cree que en la región oscura el hielo está cubierto por una sustancia orgánica de origen desconocido; se supone que dicha sustancia procede del material expulsado al espacio por la colisión de un enorme meteorito con otro satélite de Saturno, posiblemente Febe o Hiperión. Dado que Jápeto es un satélite síncrono, como nuestra Luna, siempre muestra la misma cara a Saturno; por la misma razón, en su movimiento a lo largo de su órbita el hemisferio oscuro se sitúa siempre en el sentido de avance del satélite, y el claro en el opuesto. Si el material oscuro procede del exterior de Jápeto, es lógico que se haya acumulado fundamentalmente en ese hemisferio, el delantero, que “barre” el espacio ocupado por la órbita del satélite. Tras la acumulación del material en un pasado lejano, se produjo un fenómeno de “segregación térmica”: la zona oscura absorbe más calor que la zona clara, por lo que se produce en ella más evaporación de hielo de agua, que posteriormente se condensa en la zona clara, más fría. Así, la zona oscura se ha hecho más oscura con el paso del tiempo, y en la clara se ha acumulado más hielo brillante.
Por si todo esto no fuera ya suficiente rareza, el 31 de diciembre de 2004 la sonda Cassini/Huygens descubrió que la zona ecuatorial del hemisferio oscuro está recorrida por una cordillera rectilínea de unos 20 kilómetros de ancho y 13 de alto, que se extiende como una rebaba a lo largo de 1.300 kilómetros. Esta cordillera ha sido bautizada con el nombre de “montes de Toledo”. Es una cordillera antigua, llena de cráteres; algunos picos alcanzan los 20 kilómetros de altura. Los montes de Toledo no se extienden a la zona clara, pero allí también se ha encontrado una serie de altas montañas aisladas a lo largo del Ecuador. Esta cordillera ecuatorial da a Jápeto el aspecto de una nuez. Aunque se han propuesto varias teorías para explicar su formación, ninguna es completamente satisfactoria. Jápeto se resiste a desvelar sus secretos.
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