Hoy cumple 75 años el matemático neozelandés Roy Patrick Kerr, cuya principal aportación a la ciencia fue el descubrimiento de la métrica de Kerr, una solución exacta de las ecuaciones de la Relatividad General de Einstein que describe el campo gravitatorio que rodea a un objeto masivo en rotación y sin carga eléctrica, como por ejemplo un agujero negro.
Dotado de un precoz talento matemático, Kerr ingresó directamente en el tercer curso de matemáticas de la Universidad de Nueva Zelanda, aunque las normas de la universidad no le permitieron licenciarse hasta 1954. En 1959 se doctoró por la Universidad de Cambridge.
Tras breves estancias en la Universidad de Syracuse (Nueva York) y en la base aérea estadounidense de Wright-Patterson (¿por qué la fuerza aérea estadounidense investigaba sobre Relatividad General?), en 1962 entró en la Universidad de Texas en Austin, donde al año siguiente descubrió la métrica que lleva su nombre. En 1971 regresó a Nueva Zelanda como profesor de la Universidad de Canterbury, puesto que conservó hasta su jubilación en 1993.
La solución encontrada por Kerr predice varios efectos curiosos que se producen en las cercanías de un agujero negro en rotación: en primer lugar, existe una región alrededor del agujero negro, llamada ergosfera, en la que la rotación del agujero "arrastra" literalmente el espacio-tiempo a su alrededor, en lo que se conoce como efecto Lense-Thirring, de modo que cualquier cosa que se acerque al agujero negro, incluso la luz, será arrastrada por el movimiento de rotación. Las partículas que entran en la ergosfera, al verse forzadas a rotar, ganan energía, pero aún pueden escapar del agujero negro; el efecto neto es que el agujero emite partículas muy energéticas a expensas de su propia energía de rotación; se ha propuesto que estos agujeros negros en rotación pueden ser la fuente de algunas erupciones de rayos gamma, los fenómenos más energéticos del Universo.
Más cerca del agujero negro en rotación ocurren fenómenos aún más extraños; por ejemplo, existen curvas temporales cerradas, trayectorias en las que, para un observador externo, un viajero volvería al mismo lugar y al mismo instante del tiempo tras recorrer un cierto trayecto.
¡Escher tenía razón!
ResponderEliminarPero.... ¿realmente existen los agujeros negros? Soy bueno y no digo dónde tengo yo uno.
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