jueves, 19 de octubre de 2017

Un arcoíris en el ocaso

Ayer fui testigo de un suceso excepcional: la transformación que sufre un arcoíris a la puesta del sol. A medida que el sol iba acercándose al horizonte, los colores del extremo azul-violeta fueron desapareciendo, hasta que sólo quedaron el amarillo y el rojo, como se empieza a ver en la base del arcoíris en la foto. Después desapareció también el amarillo y por último, cuando el sol se ocultó, el arcoíris desapareció.



¿Cual es la explicación de este fenómeno? Pues la misma que hace que el cielo sea azul y que el sol se vea rojo y el cielo amarillo o rojizo al amanecer y en el ocaso: la dispersión de la luz. La dispersión de los rayos de luz en la atmósfera depende de su longitud de onda, y por tanto de su color, y es mayor para los violetas y azules, y menor para los amarillos y rojos. Cuando el sol se encuentra cerca del horizonte, sus rayos tienen que atravesar una porción mayor de la atmósfera para llegar hasta nosotros, por lo que se dispersan más, se pierden progresivamente en la atmósfera los colores violeta, añil, azul, verde, amarillo... hasta el rojo, que es el último que queda para atravesar las gotas de lluvia y formar el arcoíris. Es una pena que la foto, hecha con el móvil, no hace justicia al espectáculo que tuve la suerte de presenciar.

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