Hace unos 13.000 años, al final de la última glaciación, la fusión parcial del casquete de hielo que cubría la mitad septentrional de Norteamérica creó un inmenso lago que llegó a ocupar la totalidad de la provincia canadiense de Saskatchewan, gran parte de Manitoba, el oeste de Ontario, el norte de Minnesota y el este de Dakota del Norte. Alcanzó una extensión máxima de 440.000 kilómetros cuadrados, mayor que el mar Caspio. Este lago, cuya existencia fue postulada por el geólogo estadounidense William Keating en 1823, lleva el nombre del naturtalista suizo-estadounidense Louis Agassiz, que estableció su origen glaciar en 1879. Varios lagos actuales, entre los que se cuentan el Winnipeg, el Winnipegosis, el Manitoba y el Lago de los Bosques, son restos del lago Agassiz.
Hace 12.800 años, un desbordamiento repentino vertió una gran parte del agua del lago al Atlántico Norte y al Océano Glacial Ártico. Esta enorme aportación de agua dulce y fría detuvo la circulación de la corriente del Golfo, lo que provocó un enfriamiento repentino en Europa, el periodo llamado Dryas Reciente. En pocos meses, la temperatura media bajó entre 5º y 15º. Los bosques de Escandinavia desaparecieron, reemplazados por una tundra glacial dominada por la planta ártica Dryas octopetala, que da nombre al periodo. En el Levante mediterráneo el clima se hizo más seco, lo que provocó una disminución de recursos que quizá forzó a la cultura natufiense a inventar la agricultura.
El enfriamiento hizo crecer de nuevo los casquetes glaciares; el lago volvió a llenarse y, hace unos 8.200 años se vació de nuevo en pocos meses; la apreciable elevación del nivel del mar que pudo dar origen a los diferentes mitos sobre inundaciones de las culturas prehistóricas, como el Diluvio Universal de la Biblia.
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