El 28 de marzo de 1910, el ingeniero francés Henri Fabre, de 27 años de edad, fue el primero que logró despegar, volar y posarse de nuevo en el agua con un hidroavión. El aparato, sobre el que había estado trabajando varios años, tenía una envergadura de 14 metros, 8,5 metros de longitud y 380 kilos de peso, y estaba equipado con tres flotadores y con un motor de 50 caballos que movía una hélice de 2,6 metros.
El vuelo, de 800 metros, se realizó ante un numeroso público, en la albufera de Berre, situada entre Marsella y la desembocadura del Ródano, cerca de Martigues.
El Ritz, la Gran Vía, el hidroavión..., ¡cantidad de centenarios este años!
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