Existen dos poblaciones diferentes de rinoceronte blanco, que hasta ahora se consideraban subespecies: el rinoceronte blanco meridional, que en tiempos históricos se extendía por Zimbabue, Botsuana, el sur de Angola y Zambia, el centro y sur de Mozambique y el norte de Namibia y Sudáfrica; y el rinoceronte blanco septentrional, en el este de la República Centroafricana, el nordeste de la República Democrática del Congo, el noroeste de Uganda y el suroeste de Sudán, aunque en la antigüedad se lo podía encontrar incluso en el valle del Nilo. Pero recientes estudios de ADN realizados por un equipo internacional de científicos (The Sixth Rhino: A Taxonomic Re-Assessment of the Critically Endangered Northern White Rhinoceros) indican que se trata de dos especies diferentes, separadas desde hace alrededor de un millón de años.
Las diferencias anatómicas entre ambas especies ya eran conocidas. El rinoceronte blanco meridional (Ceratotherium simum) es más grande que el septentrional (Ceratotherium cottoni); los machos adultos de la primera especie pesan entre 2000 y 2400 kilos, mientras que los de la segunda sólo pesan entre 1400 y 1600 kilos. Además, el lomo de los rinocerontes septentrionales es plano, y el de los meridionales es cóncavo, con una joroba más prominente entre los hombros. Las dos especies también difieren en la forma del cráneo y en el tamaño de los dientes, más grandes en la especie meridional.
La mala noticia es que el rinoceronte blanco septentrional se encuentra en peligro crítico de extinción, con menos de veinte individuos en estado salvaje. Sin embargo, aún es posible salvarlo, y quizá este reconocimiento como especie distinta del rinoceronte blanco septentrional ayude a conseguirlo.
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