El alca gigante, un ave marina incapaz de volar, semejante a los pingüinos, que habitaba en el Atlántico Norte, fue descrita por Carlos Linneo en 1758 con el nombre de Alca impennis. Alca es la latinización del nombre escandinavo del alca común y de otras aves emparentadas, e impennis significa “sin plumas de vuelo”. En 1772, el zoólogo danés Morten Thrane Brünnich consideró que la especie era lo bastante diferente del alca común como para merecer su propio género zoológico, y la rebautizó Plautus impennis; en 1791, el naturalista francés Pierre Joseph Bonnaterre acuñó el nombre Pinguinus impennis para la misma especie. Tras décadas de debates académicos, ha sido este último nombre el que se ha impuesto. Pinguinus es la latinización del nombre del ave en francés, pingouin, cuyo origen es dudoso. Según unos autores, procede de las lenguas célticas; pen gwyn en galés y penn gwenn en bretón significan “cabeza blanca”, en referencia a las manchas blancas en la cabeza del alca gigante. Para otros, deriva del latín pinguis, que significa pingüe, gordo, mantecoso, por la espesa capa de grasa que envolvía el cuerpo del ave. En cualquier caso, siglos antes del descubrimiento de las aves del órden esfenisciformes que hoy conocemos con el nombre de pingüinos, el alca gigante, que pertenece al órden caradriformes, como las gaviotas y muchas otras aves marinas, ya recibía el nombre de pingüino en muchas lenguas europeas, incluido el español...
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