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jueves, 26 de enero de 2017

De entre los (caracoles) muertos

Retrato del caracol del desierto que permaneció cuatro años aletargado
en el Museo Británico [A. N. Waterhouse, 1850]
Los caracoles terrestres son animales muy longevos y resistentes. Una de las razones de esto es que cuando las condiciones ambientales son adversas, cuando el ambiente es demasiado frío o demasiado seco, se encierran dentro de su concha, sellan la abertura, y así pueden permanecer, en un estado de letargo, durante bastante tiempo.

El conquiliólogo inglés John Samuel Gaskoin, que vivió en la primera mitad del siglo XIX, era tan aficionado a los caracoles que hasta los criaba en su casa. Cuenta Gaskoin que mantuvo en cautividad durante diez años un ejemplar de la especie Otala lactea que ya era adulto cuando llegó a sus manos. Otala lactea es un caracol comestible nativo de Europa y el norte de África que en España recibe el nombre de cabrilla, y es la base de las cabrillas con tomate, un plato típico de Andalucía. A pesar de su avanzada edad, el caracol seguía en perfectas condiciones físicas. En sus últimos años, después de un periodo de letargo, y de seis meses de aislamiento, el caracol tuvo descendencia: nada menos que treinta pequeños caracoles. Muchos de ellos sobrevivieron y, al cabo de un año, algunos eran casi tan grandes como su madre.

lunes, 11 de abril de 2016

El caracol de hierro

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Las fumarolas hidrotermales de las dorsales oceánicas albergan una fauna particular muy rica, que depende para su subsistencia de microorganismos quimiosintéticos que a su vez se alimentan de los minerales que emanan de las fumarolas.

En algunas de esas fumarolas, en el océano Índico, a unos 2 500 metros de profundidad, habita el caracol llamado Chrysomallon squamiferum, descubierto en 2001, aunque no fue formalmente descrito hasta 2015. Los primeros ejemplares de esta especie se encontraron en la base de las fumarolas negras del campo de fuentes hidrotermales Kairei, en la Dorsal Central del Índico, que separa las placas africana e indoaustraliana, cerca del punto triple de la isla Rodrigues, donde se une también la placa antártica. Más tarde se encontraron otras dos poblaciones de este caracol en el campo Solitaire, cerca de Mauricio, y en la Dorsal Sudoccidental del Índico, entre la placa africana y la antártica, en el campo de fumarolas de Longqi. Los caracoles de cada una de las tres localidades presentan diferencias de coloración: los de Solitaire tienen el pie blanquecino y la concha amarilla, los de Kairei son de un color marrón uniforme, y los de Longqi de color gris oscuro, casi negro; pero los análisis genéticos indican que todas pertenecen a la misma especie.