miércoles, 2 de octubre de 2013

La estrella de la desembocadura

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La constelación de Erídano
(IAU / Sky & Telescope magazine
Roger Sinnott & Rick Fienberg, 2011)
(Publicado originalmente en Madrid Sindical)

La constelación de Erídano (Eridanus) es una de las más grandes de la bóveda celeste. Se extiende por el hemisferio sur, desde el Ecuador hasta la latitud 58º S, por lo que sólo es visible en su totalidad al sur del paralelo 32º N, aproximadamente la latitud de Marrakech (Marruecos), Bengasi (Libia), Amán (Jordania), Shanghái (China), Tucson (EE.UU.) y Ciudad Juárez (México).



En la mitología griega, el Erídano era uno de los cinco ríos que cruzaban el Hades, en el que se ahogó Faetón. Faetón era hijo de Helios, el conductor del carro solar. Un día, quiso llevar el carro de su padre, pero perdió el control y se acercó demasiado a la Tierra, de manera que convirtió en desierto la mayor parte de África y quemó la piel de los etíopes, que se volvió negra. Zeus tuvo que intervenir; lanzó un rayo para detener el carro, Faetón cayó al Erídano y se ahogó.

Achernar (α Eridani) es la estrella más brillante de la constelación de Erídano, y la novena de todo el firmamento. Su nombre procede del árabe Ajir-al-Nar, que significa “el final del río”, ya que está situada en el extremo sur de la constelación.

Achernar se encuentra a 139 años-luz de la Tierra, y es en realidad una estrella doble, formada por una supergigante azul, Achernar A, y una estrella blanca, Achernar B. La masa de Achernar A es unas siete veces la del Sol, mientras que la de Achernar B es de dos masas solares. Las dos estrellas orbitan muy próximas una alrededor de la otra, a unas doce unidades astronómicas, con un periodo de revolución de unos quince años. Si Achernar A ocupara el lugar del Sol, Achernar B se situaría cerca de la órbita de Saturno.

La forma de la estrella Achernar (ESO, 2003)
Achernar A es tres mil veces más luminosa que el Sol, aunque emite gran parte de su energía en el ultravioleta. La velocidad de su superficie en el ecuador es de 225 kilómetros por segundo; si fuese sólo un 33% superior, la fuerza centrífuga expulsaría la materia de la superficie al espacio. Debido a esa altísima velocidad de rotación, Achernar es la estrella más achatada que conocemos. Su diámetro ecuatorial, once veces el del Sol, es una vez y media el diámetro polar; esto hace que la temperatura de su superficie no sea uniforme: en los polos alcanza los 20.000 K, mientras que en el ecuador no pasa de 10.000 K. Esos polos tan calientes generan un viento estelar que alimenta una envoltura de gas caliente y plasma alrededor de la estrella.

Achernar se encuentra en el hemisferio sur, y sólo es visible por debajo del paralelo 32º 45’ N. No es visible desde Europa, aunque sí desde las islas Canarias. Sin embargo, Hiparco de Nicea, que observaba el cielo desde Grecia en el siglo II a.C., cita esta estrella en sus escritos. También la cita Claudio Tolomeo, en Alejandría en el siglo II, aun cuando en aquella época, debido a la precesión del eje de rotación de la Tierra, Achernar se encontraba nueve grados más al sur, y no era visible desde el norte de Egipto. Es posible que Tolomeo tuviera noticias de la estrella por las caravanas que se internaban en el desierto hacia el sur, pero lo más probable es que ambos astrónomos se refirieran a la estrella Acamar (θ Eridani), cuyo nombre tiene la misma etimología que el de Achernar.

Acamar también es una estrella doble, formada por dos estrellas blancas, cada una de ellas con una masa unas dos veces y media la del Sol, situadas a unos ciento veinte años luz de la Tierra. Y es posible que forme parte de un sistema múltiple.

Es curioso, sin embargo, que tanto Hiparco como Tolomeo, al igual que el astrónomo persa del siglo X Al Sufi y el mongol Ulugh Beg en el siglo XV, catalogaron Acamar como estrella de primera magnitud, cuando se trata en realidad de una estrella de tercera magnitud. El error puede ser explicable en el caso de Hiparco, ya que desde Grecia Acamar se observa muy baja, cerca del horizonte, donde el espesor de la atmósfera puede hacer que la estrella parezca más brillante de lo que es, pero no en el caso de Tolomeo. ¿Hubo una confusión entre ambas estrellas, heredaron el error unos de otros, o Acamar era realmente más brillante hace unos siglos? Quizá una de las dos estrellas, u otra aún desconocida del hipotético sistema múltiple al que pertenecen, es variable y fue más luminosa en el pasado.

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